miércoles, 14 de octubre de 2009

devoradora de penas

Tengo complejo de muñeco relleno de algodón, a diario soporto golpes y poco me quejo porque ya no tengo voz. Vivo en un laberinto sin salida pues al irse el amor me cerró las puertas y para divertirme juego al póquer apostándome la vida, no me importa nada.

Ahora empiezo a entender a la mujer que triste aguarda en su casa de madrugada la llegada de su marido, borracho como siempre, que le propinará una paliza, un día más, y las estrellas llorarán, se romperá la luna, y yo algún día me iré junto a todo eso, quién sabe dónde

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